Teatro Nacional D. Maria II
Fue inaugurado el 1846, en el marco de la conmemoración del veintisiete aniversario de Doña María, hija de Pedro IV, el proyecto para la contrucción del flamante teatro recayó en manos del italiano Fortunato Lodi. Representativo del estilo neoclásico, en la fachada destaca un gran pórtico con seis columnas jónicas, que fueron traidas de un antiguo convento, sosteniendo un frontón triangular con relieves representando Apolo y las Musas. En lo alto del frontón fue erigida una estatua de Gil Vicente, considerado el padre del teatro portugués.